FICHAS DE TRABAJO PARA TERCERO DE SECUNDARIA
COMO VIVO EL: DECIDIR EN LIBERTAD
1. Todo acto se hace para alcanzar un fin.
Siempre que actuamos lo hacemos por un
fin. Por ejemplo, el arquero extiende su arco con el fin de hacer diana. Si no
hubiera una intención, no actuaríamos.
Para
que una acción sea buena no basta con que su objeto sea bueno, se requiere
además que el fin por el que se actúa
sea bueno también. El fin puede influir de diversas maneras en la moralidad de
los actos:
a) El fin bueno puede hacer que la acción buena
sea mejor. Por ejemplo: rezar, que es una acción buena, aumenta de valor si
se hace para conseguir la conversión de los pecados – fin bueno.
b) El fin malo hace mala una acción que podía
ser buena. Por ejemplo: dar limosna – objeto bueno – para que me vea la
gente y hablen bien de mí – fin malo.
c) El fin malo aumenta la malicia de una
acción mala. Por ejemplo: emborracharse – objeto malo – para luego robar –
fin malo.
d) El fin bueno nunca convierte en buena una
acción mala. Por ejemplo: no se debe robar a una persona rica para dárselo
a un pobre. Nunca se debe hacer un mal para conseguir un bien.
No basta tener buena intención para actuar
rectamente: es necesario que lo que se hace sea bueno moralmente. Sólo así
nuestras acciones son moralmente rectas, agradan a Dios y merecen ser
premiadas.
2. La libertad.
Para que un acto sea realmente “humano” es
preciso que la persona lo realice libremente. La libertad es un don de Dios que
tenemos para hacer el bien, pues son esclavos de sus instintos. La libertad es
la capacidad de actuar verdaderamente como personas; así vamos forjando nuestra
propia vida y acercándonos a nuestro fin, que es la salvación.
Aunque con la libertad se puede escoger al
mal, la libertad no es para eso. De igual modo que un cuchillo que está en la
cocina es para cortar el jamón, el hecho de que alguien lo use mal y se corte
un dedo no significa que el cuchillo sea malo en sí, sino que se ha utilizado
mal.
Dios respeta nuestra libertad, quiere que
escojamos nosotros, nos quiere libres; no quiere esclavos sino hijos que
cumplan su voluntad voluntariamente. Así el hombre, ayudado por la gracia,
alcanza su perfección humana y su salvación eterna. Sólo las acciones libres
del hombre son mentirosas.
3. El mal uso de la libertad: el pecado.
Las obras que podemos realizar pueden ser
buenas o malas, el pecado es el mal uso de la libertad. Pecado es toda palabra,
acto o deseo voluntario contrario a la ley de Dios. Es una ofensa a Dios porque
el hombre desobedece a Dios.
Aunque no se pretenda ofender a Dios
directamente, quien comete el pecado siempre prefiere una criatura (una cosa,
un placer, la soberbia) y rechaza a Dios, que quiere que hagamos el bien.
Para
que exista un pecado tiene que concurrir tres
requisitos:
a) Materia, es decir, un “objeto”
moralmente malo. La materia puede ser grave (robar una cantidad grande, los
pecados contra la vida humana, contra la castidad, etc), o leve.
b) Advertencia, es decir, con conciencia
de que aquello es pecado (lo que hace un sonámbulo lo realiza sin advertencia).
c) Consentimiento, es decir, se hace libre
y conscientemente. Es importante distinguir entre “sentir” (odiar, placer,
etc.) y “consentir” una tentación en el primer caso se trata de un fenómeno
puramente sensitivo de la parte animal del hombre, mientras que el segundo es
un acto voluntario.
Los pecados pueden ser.
a) Pecado mortal: si hay materia grave,
advertencia plena y pleno consentimiento.
Este
tipo de pecado destruye la caridad en el corazón del hombre y lo aparta de
Dios, que es su fin último y su felicidad verdadera. Produce la muerte
sobrenatural del alma.
b) Pecado venial: si la materia no es
grave, o la advertencia o el consentimiento no son plenos. Este tipo de pecado
no “mata” la vida de la gracia, pero la “hiere”, y es también una ofensa a
Dios.
Ocasión de pecado: es toda aquella
situación en la que alguien se pone en peligro de pecar. Nadie debe ponerse
voluntariamente en ocasión próxima de pecar; hacerlo de forma voluntaria ya es
un pecado.
4. ¿Somos responsables de nuestros actos?
La libertad lleva consigo la
responsabilidad. Cada uno es responsable ante Dios de lo que hace,
independientemente de lo que vea o piense la gente. Uno sabe en conciencia si
obra bien o mal, y sabe que alguien “siempre” lo ve. Las acciones libres
merecen ante Dios el premio (si son buenas obras) o el castigo (si son malas).
Eso es lógico y justo, pues en esta vida
hay mucha gente que realiza muchas acciones buenas y no son reconocidas. Y
también hay pecados que no son vistos por los demás y no reciben castigo.
Por
falta de libertad no se es responsable:
a) Si hay ignorancia culpable: cuando no se sabía que eso estaba mal. Sin
embargo hay cosas que se deben saber y sólo por negligencia puede darse su
desconocimiento; en este caso sí habría culpabilidad.
b)
Cuando falta advertencia, por ejemplo cuando se está dormido u otros le han
emborrachado.
c) Si
falta el consentimiento: por ejemplo porque hay una coacción total.
0 comentarios:
Publicar un comentario