FICHAS DE TRABAJO PARA QUINTO DE SECUNDARIA
LA EVANGELIZACIÓN DE LA CULTURA
La tarea de la evangelización de la cultura se halla contenida con el
mandato del Señor a los apóstoles para que lleven la buena nueva a todos los
pueblos y a todos los hombres:
“todo poder se me ha dado en el cielo y en la
tierra. Por eso, vayan y hagan todos mis pueblos sean mis discípulos.
Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y
enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes
todos los días hasta que se termine este mundo”.
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1. ¿Qué es
la cultura?
El documento de puebla nos dice: “con la
palabra cultura se indica el modo particular cómo en un pueblo los hombres
cultivan su relación con la naturaleza, entre sí mismos y con Dios, de modo que
puedan llegar a un nivel verdadera y
plenamente humano (GS 53a).Es el estilo de la vida común (GS 53c) que caracteriza a los diversos pueblos; por ellos se habla
de pluralidad de culturas”. (Puebla n.
386). Es el mismo documento de
Puebla que nos indica que la cultura abarca la totalidad de la vida de un
pueblo, y por lo tanto, comprende:
El conjunto de los valores que lo
enriquecen y que al ser vivido por todos sus miembros, los reúne en base a una
misma “conciencia colectiva”
Las formas mediante las cuales aquellos
valores se expresan y configuran, es decir, las costumbres, la lengua, las
instituciones y las estructuras de la convivencia entre todos los que comparten
esta sociedad.
El hombre vive una vida verdaderamente
humana gracias a la cultura la vida humana es una cultura también en el sentido
que a través de ella, se distinguen y se diferencia de todo lo demás que existe
en el mundo visible. El hombre no puede prescindir de la cultura.
2. El hombre creador de la cultura
Desde su creación, el hombre aparece como
autentico creador de la cultura. “formados, pues, de la tierra todos los
animales del campo y todas las aves del cielo, los hizo Yahvé Dios desfilar
ante el hombre para ver cómo los llamaba y para que el hombre de todos los
seres vivientes fuese aquél que les pusiera le nombre” (Gen 2, 19) Así, el
creador, el que reinaba sobre todo y lo puede todo, presenta ante su creatura
el universo que aún no tenía nombre, para que mediante la designación, el
hombre haya “humanizando” su entorno natural.
En el designio de Dios Padre, el hombre
aparece como creador de la cultura. En el pasaje bíblico citado, vemos como
Dios lo invita a participar de la obra creadora: el hecho de dar nombre a algo
o alguien es –según la mentalidad judía -subordinarlo así.
Es Dios quien lo llama a crear su mundo: el mundo del hombre. La cultura
es el mundo del ser humano. Así el hombre debe ir organizando su existencia
personal y comunitaria para sentirse ubicado y listo para su desarrollo en el
mundo.
El Papa Juan Pablo II nos dice que: “la
cultura es la expresión del hombre, es la confirmación de la humanidad. El
hombre la crea y mediante a ella se crea a sí mismo. Se crea a sí mismo con el
esfuerzo interior del espíritu, del pensamiento, de la voluntad, del corazón. Y
al mismo tiempo, crea la cultura en comunión con los otros. La cultura es la
expresión del comunicar, del pensar juntos y del colaborar juntos los hombres.
Nace del servicio al bien común y se convierte en bien esencial de las
comunidades humanas”.
3. Evangelización de la cultura
El documento de puebla define la
evangelización de la cultura de la siguiente manera: “Es la penetración por el
evangelio, de los valores y criterios que inspiran la cultura, la conversión de
los hombres que viven según esos valores, y el cambio que, para ser más
plenamente humanas, requieren las estructuras en que aquellos viven y
expresan.” (Puebla n. 395)
Se ve claramente que la evangelización de
la cultura es hacer que los valores, criterios y actitudes del Señor Jesús
estén presentes en todos los elementos que conforman la cultura de un pueblo.
Todos los esfuerzos para lograr esto constituyen la evangelización de la
cultura.
Como cristianos, nada de lo humano nos es
ajeno. Tenemos por lo tanto la obligación de responder a las diversas maneras.
Pero no podemos diluir nuestro mensaje en las manifestaciones de tal o cual
cultura sino aprender a discernir en cada una de ellas lo que está a favor de
lo que está en contra del evangelio ¿Por qué? Porque lo que está en contra del
Evangelio esta está en contra de la cultura misma, sea cual sea.
El cristianismo ha sido a lo largo de la
historia humana una fuente de la más alta cultura. Las diversas manifestaciones
artísticas, intelectuales, sociales, económicas, administrativas, humanitarias,
etc. que hoy conocemos tienen su origen en la concepción cristiana de la vida
que arraigó con la primera evangelización.
Solamente en el mundo cristiano fue
posible un espacio de libertad como para generar el marco de discrepancia en el
cual surgió la modernidad. Ningún otro credo religioso puede adjudicarse para
sí el privilegio de que en su seno haya surgido la modernidad. No surgió del
budismo; no surgió en Tailandia; no surgió con Shintoismo, ni con el Islam, ni
con el Judaísmo, surgió con el mundo Cristiano.
La iglesia sigue con su preocupación por
todos los hombres. No representa intereses particulares: es porta voz de todos
en una sociedad pluricultural, pluriétnica, pluri lingüística; lo es ante los
desniveles económicos, educativos y políticos. No bloque la diferenciación
necesaria, pero presenta las verdades y exigencias étnicas subyacentes, que
hacen posible esta diferencia. Ante todo nos recuerda- en nombre de Dios- el
valor de todo hombre, la base de esta preocupación es la fe, que inspira los
grandes principios de la
Doctrina Social , que van más allá de las coyunturas políticas
y de las modas del momento.
4. La inculturación del evangelio
La inculturación del Evangelio es el
proceso por el cual el mensaje del Evangelio se “encarna” en las culturas,
asumiendo sus valores y dándoles sentido último que es la expresión de la fe.
Es uno de los medios para la evangelización de la cultura.
La inculturación es análoga a la
encarnación. Así como Dios encarnándose se hace hombre, el Evangelio, inculturándose se “hace cultura”. Pero, así
también como el Señor Jesús no deja de ser Dios en la encarnación hay que velar
porque el Evangelio no deje de ser Evangelio en la inculturación.
En Santo Domingo, los obispos llegaron a la
siguiente conclusión:
“Es necesario inculturar el Evangelio a la
luz de los tres grandes misterios de la salvación: la Navidad , que muestra el
misterio de la Encarnación
y mueve el evangelizador a compartir su vida con el evangelizado; la Pascua que conduce a través
del sufrimiento a la purificación de los pecados para que sean redimidos; y
Pentecostés, que por la fuerza del Espíritu Santo posibilita a todos entender
en su propia lengua sus maravillas de Dios.” (Santo Domingo, n. 230)
La inculturación busca el surgimiento de
una cultura cristiana. Nosotros estamos a medio camino: nuestra cultura tiene
un sustrato católico innegable, pero muchas de sus manifestaciones han dejado
de tener peso para la vida concreta de las personas. Muchas veces nos quedamos
en las formas externas sin permitir que el Evangelio transforme realmente
nuestras estructuras culturales, nuestros ambientes concretos de estudio,
trabajo, diversión y servicio.
5. Los laicos y la evangelización de la cultura.
En la Evangelización de
la cultura los laicos juegan un papel muy especial. Es Concilio Vaticano II
hace una decidida exhortación a que la
presencia de los laicos en la
Iglesia tenga el protagonismo que les corresponde por su
dignidad de bautizados. De la misma manera se los exhorta a ser en el mundo
como la levadura en la masa. Todo esto siempre en comunión con la jerarquía y
bajo la orientación de los Pastores.
Este llamado del Concilio Vaticano II a
encontrado múltiples respuestas en todo el mundo. El Espíritu y creatividad se
están convirtiendo en ocasión de conversión y crecimiento para muchos hombres y
mujeres. Varias de estas iniciativas han encontrado su forma institucional en
Movimientos y nuevas comunidades eclesiales que tienen como característica una
explícita docilidad al santo padre y a los obispos y al mismo tiempo una fuerte
presencia cristiana en los diversos aspectos de la vida humana: La familia, el
mundo educativo, el trabajo, la política, la economía, la tecnología, las
comunicaciones. En la
Evangelización de la cultura de estas nuevas iniciativas
apostólicas están teniendo un papel cada vez más importante.
Juan Pablo II les dijo a los
movimientos y a las nuevas comunidades eclesiales unas palabras que pueden
aplicar a todos los bautizos en general.
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